Yo soy Heliodoro Segundo Pérez Toyos, nací en Duález / Torrelavega ( Cantabria) el 3 de Abril de 1.891, y vine hasta Burgos con mi mujer Josefa y mis hijos buscando un futuro mejor para todos nosotros.
Soy encargado de mantenimiento en la Estación de Ferrocarril de Horna ( Villarcayo ) y afiliado a U.G.T. Siempre me ha gustado ayudar a mis compañeros con sus problemas, incluídos los laborales (nunca pensé que esto fuera un delito.
Una noche de Septiembre / Octubre de 1.936, no recuerdo bien la fecha, vinieron a buscarme a nuestra casa en Horna, el jefe de Falange en Villarcayo, un taxista (habitual de estos “trabajos”) y otro pistolero que actuaba con ellos regularmente. Puedo decir sus nombres (mis nietos los conocen), pero no quiero que sus familias, que me consta siguen en Villarcayo, se vean afectadas por las acciones de sus ascendientes.
Me sacaron de nuestra casa en presencia de mi esposa Josefa y cinco de mis hijos, el mayor Manuel estaba en el frente defendiendo la República. Por la mañana, mi hijo Eduardo de tan solo quince años, me llevó a las dependencias donde se suponía estaba, una manta y ropa como era costumbre entre los que eran detenidos, dadas las condiciones de las improvisadas cárceles; en la puerta le dijeron: “chaval, llévate eso que a tu padre, ya no le hace falta nada “.
No fui el único paseado esa noche, junto a mí viajaban dos o tres más, no lo recuerdo exactamente, hace tanto tiempo… Dicen que nos asesinaros y enterraron en una curva del Puerto de Bocos. Cierto es que en dicho puerto, hace años se hicieron obras, (según testimonios de gente de la zona), y al entrar las máquinas salieron huesos, pero se volvieron a usar de relleno.
Otros dicen que estoy en el cruce de Torme, otros junto a la ermita de Torme, pero en realidad yo no lo sé.
Me pregunto que será ahora de mi familia, como saldrán adelante, la guerra, no ha hecho más que empezar, y seis hijos son muchos para una mujer sola, a la que ni siquiera reconocerán como viuda. Será la mujer del “rojo “, aquel que asesinaron “seguro que algo había hecho”. La espera una vida difícil a mi pobre Josefa.
A mí, no me asesinaron, a mí me robaron la vida, me robaron la oportunidad de cumplir los sueños que compartía con mi mujer, me robaron el ver como mis hijos se convertían en hombres, y me daban nietos. Asesinándome, también a ellos les robaron a un marido, a un padre y a un abuelo, que hubiera sido feliz viéndolos jugar y crecer en libertad.
Me robaron incluso la identidad y la dignidad, ya que no figuro en ninguna parte, ni vivo, ni muerto; y por que no es digno que nadie permanezca durante décadas en cualquier cuneta, barranco o fosa común.
Me he enterado que mis nietos Mª Ángeles, Javier y Marga, me andan buscando por las cunetas, ellos “egoístas”, quieren encontrarme para que esté con el resto de mi familia para siempre. Lo tienen muy complicado, pero sé que ellos seguirán intentándolo. Recordad siempre que cada persona que se saque de las cunetas, es un poco vuestro abuelo.
Me hubiera gustado poder deciros en persona que os quiero, pero que le vamos a hacer, esto ya no lleva arreglo, por eso solo pido:
VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN
Publicado en Facebook en el grupo: “NO VOY A PERMITIR QUE LOS CRÍMENES DEL FRANQUISMO QUEDEN IMPUNES”
OTRAS INFORMACIONES
- Indice
- FERROVIARIOS DE HORNA. PARTE I
- FERROVIARIOS DE HORNA Y DE LAS MERINDADES. PARTE II
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- REPRESALIADOS DE VILLARCAYO Y MERINDAD DE CASTILLA LA VIEJA.
- VILLARCAYO Y MERINDAD DE CASTILLA LA VIEJA
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A mi abuelo, idem de lo mismo.en vez de 6 hijos dejó 2 pero es lo mismo.como se pasaron en la zona de Burgos, !qué pedazo de animales!.
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ASESINOS, los animales no son así
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