QUÉ SE PUEDE HACER CON LA PIRÁMIDE DE LOS ITALIANOS

El historiador Luis Castro ha escrito este revelador artículo sobre la discutida piramide y la ignonimia de designarla BIC. Escribe tu comentario al final de la entrada.

Para empezar, deberíamos ampliar el punto de vista, abarcando también el monumento al general Sagardía, el de la 1ª falange de Palencia (ambos cercanos a la Pirámide de los italianos), el del general Mola en Alcocero yvlas cruces, cartelas de «caídos por Dios y por España» y demás símbolos franquistas que se prodigan en las comarcas del norte de Burgos y Palencia y sur de Cantabria. Es más, en términos políticos habría que afrontar estebasunto en toda Castilla y León, una vez que consta la voluntad del grupo de Vox en las Cortes de ampliar la protección de todos los símbolos franquistas
como Bienes de interés cultural (BIC). Ante la inhibición del PP cabe temer que el asunto de la pirámide no sea sino un precedente para dar marcha atrás en el lento proceso de eliminación de los recuerdos simbólicos de la dictadura.

Así pues, ¿qué hacer con la Pirámide de los italianos?

Desde luego, no declararla BIC. Y menos en los términos en los que lo ha hecho la Consejería de cultura y deportes del Sr. Santonja. No, en primer lugar, porque si, como reza su estatuto, la riqueza cultural y patrimonial es esencial para la identidad de Castilla y León, esta no puede aceptar la simbología de un monumento erigido a la memoria de soldados extranjeros venidos a España para colaborar en una insurrección militar que destruyó el régimen político legalmente constituido y a reprimir a sangre y fuego a sus partidarios. Ello contraviene los valores humanos y democráticos también invocados en el estatuto y nada tiene que ver con esa identidad, sea cual sea la idea que tengamos de ella.

No, en segundo lugar, porque si es un deber de los poderes públicos —y en especial de la Junta de Castilla y León, que tiene las competencias de educación— el promover el conocimiento del pasado histórico, no se puede entender el significado de la pirámide si no se contextualiza adecuadamente, algo imposible sin aludir a su carácter de monumento fascista a la mayor gloria de Mussolini —como lo atestigua la “M” gigantesca de la entrada, orientada hacia Roma— y a los muertos de sus tropas «voluntarias» (CTV). Un monumento que es ejemplo señero del culto a la violencia, a la muerte y a los “caídos” en combate, a los que se trata de hacer “presentes” en la memoria perenne de la sociedad; algo característico de movimientos como el fascismo, el nazismo o el falangismo.

La consejería del Sr. Santonja solo motiva la declaración de la pirámide como BIC mediante referencias artísticas, de las que va cargada, (arquitectura racionalista de entreguerras, cementerio ideal ilustrado, gran sacris, etc.), las cuales, sin la caracterización más esencial que hemos apuntado, resultan meras muestras de erudición pedante, por cierto compatible con las faltas de ortografía (como referirse al puerto “del Escudo”). Y no se nos escapa que tal apelación a los supuestos valores artísticos y a la “singularidad” de la pirámide (¿qué obra de arte no es singular?) va orientada a eludir la ley de memoria histórica vigente, que solo salva a este tipo de monumentos si tienen un reconocido valor histórico-artístico excepcional.

Y no se debe dar protección pública a la pirámide, en fin, porque los sublevados contra la II República —con la ayuda decisiva del CTV fascista y de la Legión Cóndor— ejercieron en la zona una sangrienta represión contra la población civil, que, sólo en las aldeas del valle de Valdebezana, causó unas ochenta muertes. La violencia represiva de los sublevados fue comparativamente mayor en esa zona, que tuvo la triste suerte de ser frente de guerra durante el primer año y de padecer la saña sanguinaria de militares como el citado Sagardía. (Ver la web “Merindades en la memoria”). Y aunque el movimiento memorialista ha hecho ya algunas exhumaciones y limpiezas de símbolos franquistas por allí aún queda mucho por hacer. Tanto es así que hoy, tras casi 50 años de andadura democrática y 17 de la primera ley de memoria, en las comarcas próximas a la pirámide fascista hay más referencias a los «caídos por Dios y porEspaña», que a las víctimas de la guerra civil y del franquismo. Lo que es una vergüenza impropia de una sociedad democrática. Como lo es que se haya impedido reiteradamente la colocación del pequeño monumento a las Brigadas Internacionales ante el monasterio de San Pedro de Cardeña, hecho por Susana Rioseras, lo que se debería reconsiderar aunque solo sea porque los brigadistas rehabilitaron el monasterio e hicieron la carretera de acceso.

Termino enunciando las tres opciones que caben, en mi opinión, respecto al futuro de la pirámide, más allá de esa vergonzosa declaración de BIC. Una sería demolerla, para lo que, por lo dicho, hay motivos de sobra. Otra sería dejarla como está para que el tiempo y las inclemencias climáticas vayan acabando con ella. Finalmente, podría ser consolidada mínimamente y contextualizada con fines pedagógicos, como se ha hecho con el Valle de Cuelgamuros, los campos de concentración nazis o el cementerio de Jatín, por ejemplo.

Otras info: MONUMENTOS FRANQUISTAS EN LAS MERINDADES