No se trataba de un régimen cualquiera para los maestros y maestras, no solamente entre sus impulsores había un importante número de maestros, sino que además se tuvo siempre en alta estima a la educación. La llegada de la República el año 1931 supuso un cambio en la forma de entender la cultura y la educación. Por primera vez, un gobierno de España incluye entre sus objetivos el elevar el bajo nivel educativo y cultural de las clases populares.
También se pretendió que la escuela fuera la herramienta para el arraigo de los ideales democráticos. La República era la modernidad y el maestro era el agente en primera línea y ese fue el plan de muchos maestros hasta el último suspiro. Entre ellos la vecina de Las Merindades Casilda Calzada.
¿Dónde está enterrada Doña Casilda? ¿Alguien conoce el paradero de esta maestra de San Llorente de Losa? Fue detenida y asesinado cuando, a pesar de todo lo que estaba ocurriendo, iba a cumplir con su deber; poner en marcha la escuela en Septiembre para comenzar las clases.
Hacía días, mes y medio su marido Isidoro Mata Martínez había sido detenido, no sabía nada de él, estaba desaparecido desde dos días después del golpe de estado que se lo llevaron. Isidoro era un peón caminero, residente en San Llorente de Losa.
Aquel julio y agosto sufrió las amenazas de algunos vecinos. El espolio de sus bienes, con sus 7 hijos: Luis, Pedro, Ángel, Matilde, Antonio y Samuel (Buenaventura falleció siendo casi un bebé).
A pesar del terror que se vivía. De la complicada situación familiar, del miedo, de la guerra… la maestra de de San Llorente Casilda Calzada Quintana: no dudó, fue a abrir la escuela, a cumplir con su deber y en medio de toda la zozobra que rodeaba el mundo… a comenzar el curso escolar para labrar un futuro mejor de aquellos niños y niñas de San Llorente de Losa.
Ese septiembre mismo (¿En qué fecha?) la detuvieron (¿Quiénes?) y asesinaron (¿Dónde?).
En el ejercicio del cinismo más puro en 1937 le abrieron un expediente de depuración una vez asesinada, así consta en el Archivo General de la Administración Expedientes de depuración de maestros nacionales 32/12437 1937-1939 No tuvieron vergüenza ni piedad, usaron los expedientes con la intención de que los descendientes y familiares de los “rojos” no tuviesen ningún derecho a pensión de viudedad o de orfandad.
antiguas escuelas de San Llorente
Hablemos del papel y la tarea de los maestros, en 1931 la primera tarea fue el enfrentamiento con el analfabetismo y la ignorancia, un el ingente trabajo, al considerar que la educación era un paso imprescindible e inaplazable para la modernización del país y para acabar con la pobreza. La República heredó una inmensa carencia de escuelas y de maestros, un lastre que el sistema educativo arrastraba. Según un informe que encargó Rodolfo Llopis a la Inspección, había en España 32.680 escuelas y un déficit de 27.151. Las carencias todavía eran más evidentes al considerar la precariedad de los edificios dedicados a escuelas, la situación de la educación de la mujer, la formación del profesorado, la educación de adultos, etc.
En 1930 el analfabetismo entre la población española era del 32%, de los veintitrés millones y medio de habitantes, casi seis no sabían leer, ni escribir. En la provincia de Burgos el analfabetismo era del 30,61%. Bajaba de manera importante en la capital 22,6%, subiendo al 33,84 en el resto de la provincia. Las zonas rurales eran las más necesitadas de la labor cultural. En las Merindades la tasa de analfabetismo se situaba en el 30%, es decir, de cada 10 ciudadanos, tres no sabía leer, ni escribir. Estas tasas eran mayores en las mujeres: Burgos 33,22, capital 25,71, resto provincia 36,46 y Merindades 35,07%. Con este panorama el trabajo de los maestros era clave.
El ministro Fernando de los Ríos valorando el trabajo incansable de los maestros decía que la escuela es el maestro, que el esfuerzo del maestro tenía que ser en aquel momento (por el esfuerzo que España hacía en pro de la cultura) infinitamente mayor y de calidad diferente. Pero no solamente este espíritu pro-educación motivó al magisterio, la Dictadura de Primo de Rivera, y la actitud de ésta tramitando las denuncias realizadas por la Iglesia sobre actitudes librepensadoras de maestros y profesores, hizo extender el espíritu republicano entre los docentes.
Los maestros eran un elemento clave para extender los ideales de la República : libertad, autonomía, solidaridad, civilidad, porque estaban llamados a ser consejeros y orientadores no sólo con los niños, sino también con los adultos. El franquista Alberto Iniesta (presidente de la Confederación de maestros católicos) decía: La República había fracasado en su voluntad de hacer del maestro el sucesor del cura en la aldea. En alguna media es lo que se esperó de los maestros rurales, ser los orientadores culturales de los pueblos y aldeas. Y es que el maestro representaba una fuerza influyente en las pequeñas poblaciones. La República era considerada como una obra de reconstrucción nacional y el maestro debía colaborar fundando bibliotecas, organizando cursos y conferencias, solicitando la creación de cooperativas, etc. Los maestros rurales van a ser los intérpretes todos esos cambios, de la idea de progreso que traía la república. Era necesario conquistar el medio rural, un medio nada fácil para educar fuera de los perjuicios religiosos y políticos de las clases dominantes.
No estuvieron solos, de alguna manera todo el País se volcó con entusiasmo a la tarea en favor de la educción. También, a la par del País, los municipios empiezan a tomar mayor interés por el desarrollo de la educación. Son muchísimos los ejemplos que se llevan a cabo en las Merindades. Por ejemplo algunos en Espinosa era un tema constante de los plenos del ayuntamiento: Crear la escuela de párvulos, mejoras en la casa del maestro de Quintana y de la maestra de Barcena, adquirir la casa “el Pedrero” propiedad de Leonardo Baranda para la creación de un grupo escolar de niñas. En Villarcayo se acaban de poner en marcha las nuevas escuelas y el concejal José Rodríguez Izquierdo propone llamarlas Marcelino Domingo, en valoración al trabajo del ministro de Instrucción Pública, además en Villarcayo se construirán nuevas escuelas y cantinas escolares, se trató de la implantación de un centro de Puericultura para el alimento de los niños pobres. Un poco más adelante se considera que hace falta otra escuela. Por buscar otro ejemplo en Mena se crean entre otras las escuelas de Barrasa, Mon temayor y Antuñano. Como escriben en la página de Sobrepeña: En el siglo XX, al llegar la II República, siglos después de haber llegado el recaudador, llega por fin el Estado al pueblo. La República, que entiende que la tremenda desigualdad social existente entonces, la origina más la incultura que las carencias; y que para el futuro de España, es peor aquélla que el hambre; se impone como primer objetivo, extender la cultura. Construye o promueve escuelas públicas, y las equipa de recursos. Así, los niños y jóvenes de Sobrepeña, pudieron ya aprender a leer y escribir, en un lugar apropiado, y con maestro.
La República pretendió hacer un gran cambio social en España, de europeizarla y de modernizarla. La educación fue sin duda el primer objetivo del trabajo republicano y los maestros fueron sus adalides.
OTRAS INFORMACIONES